Rondan el cementerio

lunes, 27 de diciembre de 2010

SIN CONTROL capitulo 3

Dia 3 (mañana)




Suena el despertador. No me acordé de desconectar la alarma. No le hago ni puto caso y sigo durmiendo, aunque a los cinco minutos vuelve a sonar y acabo tirando del cable para arrancar el enchufe. Me duele la cabeza y no tengo ganas de hacer nada. A los cinco minutos recuerdo que el despertador lleva una pila de emergencia por si se va la luz y vuelve a sonar. Me levanto de la cama y comienzo a darle pisotones hasta que deja sus tripas de cable al descubierto. A las once llega mi madre y no tengo más remedio que levantarme. Voy a la cocina caminando despacio, apoyándome en las paredes por que me duele todo el cuerpo y la cabeza no para de darme vueltas. Ayer en caliente no me dolía tanto, pero hoy puedo sentir cada golpe que me dieron.
Que mala pinta me traes, se nota que saliste ayer - dice mi madre mientras recoge la cocina - ¿que te pasó en la cara? tienes la mejilla colorada
La cara es lo que menos me duele mamá - dije mientras me sentaba emitiendo un gemido de dolor al sentir las costillas crujir magulladas - me encontré con Crespo en la discoteca y digamos que me jodió el plan.
Ese malnacido... la tiene tomada contigo desde que ibais a la escuela, espera a que le vea por la calle que se va a enterar – dice mi madre dejando y tazón de nesquick encima de la mesa
Mamá, ni se te ocurra - le dije seriamente mientras le arrancaba el papel a una magdalena- ya tengo una edad... déjame solucionar mis problemas sin tu ayuda.
Sí, ya tienes una edad - dijo mi madre dándose la vuelta malhumorada - pero es tu madre la que tiene que venir a adecentar esto un poco, a traerte algo de comida... comida de verdad y no las porquerías que compras en el supermercado, soy yo la que te plancha la ropa todavía, la que...
Sí, sí, vale mamá, te lo agradezco mucho y tienes razón, ya sé lo que me vas a decir, necesito una mujer - le dije deteniendo su discurso que no hace otra cosa que taladra mi cerebro- y ayer conocí a una candidata, un ángel caído del cielo, la mujer más bonita que he visto en mi vida.
¿Caído o expulsado? - pregunto mi madre – por que hay diferencia entre una cosa y la otra. Un ángel expulsado pudo haber hecho algo muy malo y...
Por dios mama, fíate de tu hijo – le dije – no parece mala persona si es lo que te preocupa. Es dulce y agradable, seguro que os ibais a llevar muy bien si la conocieras.
Entonces lo tomaré como una buena noticia- dijo mi madre poniendo cara de asombrada para terminar mostrando su mejor sonrisa - ¿y como se llama la afortunada?
No lo sé mamá, no lo sé - mientras pronunciaba esas palabras recordaba su cara mientras hablábamos, lo bien que me lo pasé bailando con ella, como me miraba, como me gustaba. Mi madre me saco de mi sueño con un manotazo en la cabeza.
¿Y no sabes su nombre? - me dijo – pero a que sí recuerdas como tiene las tetas... si es que los hombres sois todos iguales. ¿No te enseñaron tus padres educación? Hay que presentarse a la gente, eso es lo primero y no quedarse mirando a ciertas cualidades de su cuerpo, que es lo que hacéis los “caballeros” de ahora.
No sé que me pasó mama – le dije – estaba tan a gusto que me olvidé de las presentaciones
Oye - dijo mi madre oliendo la salsa de spaguettis que todavía me quedaba y poniendo cara de asco al percibir su olor - ¿no habrás tomado de esta salsa? sabes que si la dejas fuera de la nevera mucho tiempo se estropea
Sí, prácticamente no ha estado en la nevera para nada - le dije acariciándome la barriga- y ayer me tomé un buen plato de spaguettis con esa salsa. La verdad, algo rara si que sabía...
Mi cuerpo reaccionó a mi recuerdo produciéndome un fuerte dolor de barriga y mi mente se quedo en blanco. Mi mirada se perdió en el infinito intuyendo lo que me iba a ocurrir. Una fría gota de sudor resbaló por mi frente devolviéndome a la realidad y salí corriendo hacia el baño. Necesitaba evacuar a lo bestia.
Me parece que alguien se va a pasar el día cagando - dijo mi madre tirando la salsa a la basura
En la vida había cagado tanto. ¡Dios! parecía que aquello no tenía fin y aún faltaba lo peor, limpiarse. Pasé el primer trozo de papel con la esperanza de no tener que limpiarme más y se me rompió manchándome los dedos, cosa que me daba muchísimo asco aún siendo mi propia mierda. Gasté un rollo entero. Tenía una superstición personal, cuando el papel salía limpio a la primera, buena suerte y cuando tenía que limpiarme varias veces... algo malo iba a pasar. Si aún por encima se rompía el papel y me manchaba, catástrofe a la vista. Esa era mi superstición personal. Por eso odiaba tener que limpiarme tanto el culo. Mala suerte. Cada uno tienes sus manías, sus pequeños detalles que te hacían diferente a los demás. Mi manía era tener el culo lo más limpio posible y, a poder ser, en el menor tiempo posible. Mi suerte dependía de ello. Llamarme loco si queréis, que yo os llamaré guarros por no limpiaros como dios manda.
Hijo, tira de la cadena alguna vez anda, que el piso es pequeño y ya llega el olor a la cocina - gritó mi madre - si no supiera que la he hecho yo, te diría que despidieses al cocinero... ¿como se te ocurre comer de esa salsa? ¿no te funciona el olfato? Está claro que no si eres capaz de aguantar ese olor sin tirar de la cadena muy bien no debe funcionar...
Se me quedaron las piernas dormidas del tiempo que estuve sentado en la taza. Conseguí llegar a mi habitación agarrándome a las paredes e intentando no hacerme daño, ya que al no sentir las piernas se me doblaban los pies al caminar. Mi madre estaba cambiando la ropa de la cama.
No, aquí no te puedes echar que estoy poniendo ropa limpia, ya te puedes ir al sofá si quieres - dijo mi madre – esta tan lleno de porquería que no se notará
Me tumbé en el sofá con tanta fuerza que vi como rebotaban restos de comida de sabe dios cuando mientras la Wii me miraba como si esperara algo.
Hoy no pienso hacer Wii fit, que le den por culo a esa tabla mentirosa- le dije señalándola con el dedo
¿Y no hay manera de que vuelvas a ver a esa chica? - dijo mi madre pasando por delante mía con la ropa de cama camino de la lavadora - no se si lavarla o quemarla directamente... hay manchas que ni me atrevo a preguntarte de que son... y ese sofá... ¿no te funciona el aspirador que te compré?
Todavía no lo saqué de la cajar – le dije – y se dónde trabaja ella, bueno, Miguel me llevó el otro día, es camarera en una cafetería.
Bueno, pues ya sabes - dijo mi madre - quizás a ella también le gustaste y te quiera conocer
No lo sé mamá, estaba allí cuando apareció Crespo y me dejó en ridículo delante de ella - le dije – se enteró de algo que no creo que le hiciera mucha gracia
¿Le contó la historia de la anciana? - preguntó mi madre – pedazo de cabrón, siempre con lo mismo
¡¡Mamaaaá!! - le grité - ¿como sabes tu eso? ¿pero hay alguien que no lo sepa? ¡Mierdaaaaa!
Tranquilo hijo, las madres lo sabemos todo - me respondió intentando acariciarme el pelo mientras yo apartaba la cabeza- creo que deberías ir a hablar con esa chica. El "no" ya lo tienes, inténtalo, quien sabe, igual a ella tampoco le importa mucho lo que pasó, como a tu madre. Si siente algo por ti no le dará importancia.
Está bien mamá, está bien, te voy a hacer caso e iré a verla - le dije devolviéndole la mirada caríñosa.
Bueno, pues yo me marchó, te deje comida en la nevera, te puse la ropa a lavar, el lavavajillas...
Muchas gracias mamá, muchas gracias, no sé que haría sin ti - le dije
De nada hijo - dijo mi madre sonriente mientra salía por la puerta- ¡y buscate una mujer!
No sé como serían el resto de madres, pero la mía era la más maravillosa del mundo. A pesar de que mi padre había fallecido dejando un vacío inmenso, mi madre siempre mostraba optimismo y buen humor. Defendía la felicidad ante todo y decía que para conseguirla no hacía falta nada más que sonreír. Eso lo aprendió de mi padre. Nunca decía nada, pero yo se que lo echaba muchísimo de menos, igual que yo. También era el padre más maravilloso del mundo.
Después de una buena ducha y adecentarme un poco, decidí ir a la cafetería a preguntar por la camarera. Recordaba el camino así que fui andando. No me llevó más de media hora llegar allí. Para mi sorpresa, estaba trabajando de mañana y me la encontré de frente nada mas entrar en el local. Ella se detuvo sorprendida, se sonrojó intentando contener una sonrisa y continuó andando hacia la mesa que iba a atender después de saludarme con la mano. A mi el corazón me empezó a latir a mil por hora y sentí la necesidad de hablar con ella, ya no había marcha atrás. Me senté en el primer sitio libre que vi y esperé pacientemente a que me atendiese. Ella se acercó y me regaló una sonrisa de las que nunca se olvidan.
¿Que tal estás? - me preguntó - siento mucho lo de ayer. Me entró pánico y salí corriendo. Me asustan mucho las peleas. Avisé a los porteros para que fueran a ayudaros.
Si, los porteros vinieron - le respondí - pero nos echaron a la calle a mi amigo y a mi
Oh, lo siento, yo no quería... vamos, no sabia que iban a... - dijo ella disculpándose
Tranquila, no pasa nada, yo también quería pedirte perdón, ayer ni te pregunté tu nombre, ni me presenté, yo... que pensarás de mi, parezco estúpido - mi corazón se iba a salir de un momento a otro
Salgo dentro de dos horas - me dijo
Me quedé mirándola sorprendido un buen rato como si mi mente hubiera entendido lo que me había dicho pero mi cuerpo no sabía como reaccionar ante esa situación inesperada.
Si quieres podemos quedar para comer y te digo mi nombre. Si no vienes, nunca lo sabrás – me dijo mientras volvía a sonreír haciendo que todo mi cuerpo reaccionara temblando. Cada sonrisa suya era como una flecha de cupido y hoy el cabrón tenía mejor puntería que nunca. Estaba dando en el blanco con todas.
De... de... de acuerdo - le dije tartamudeando - dentro de dos horas... a las 15:00... me parece una hora fabulosa para comer, aquí estaré, esperándote.
¿Vas a tomar algo ahora? - me preguntó
Pues si, ponme una manzanilla, me va a hacer falta - con la cagalera que tenia, mas lo nervios, ya me empezaba a doler la barriga otra vez. Quizás mi superstición con el papel higiénico era sólo eso, una superstición. No debía dejarme influenciar por una manía que no era más que eso, una mania tonta.
Abandoné el local recibiendo de regalo una última sonrisa de despedida. Lo primero que hice fue llamar a Miguel que como siempre atendió mi llamada rápidamente.
Tío, no te lo vas a creer, acabo de hablar con la chica de la cafetería, hemos quedado para comer - le dije – es la primera vez en mi vida que quedo con una chica para comer
Guau tío, eso es muy bueno, después de lo de ayer y aún quiere verte.. - respondió Miguel – al final no lo hiciste tan mal después de todo.
Voy corriendo a casa a arreglarme un poco y a pensar a donde la voy a llevar a comer. Joder, que nervios... ¿y tu que tal estás? - le pregunté – a mi me duele todo el cuerpo, pero creo que con la emoción se me están empezando a quitar las molestias.
Nada que no se pueda solucionar - me dijo - tengo el cuerpo molido, pero nada roto...
Ya te llamaré para contarte como me ha ido, nos vemos tío - colgué el teléfono y corrí hacia mi casa llevado por la emoción.
De camino recibí una llamada. Era Luís para recordarme que habíamos cambiado el turno, el iría de tarde y yo de noche. Sin problema, tal como habíamos quedado. Gracias a ese cambio de turno iba a poder pasar la tarde con aquella mujer que me había hechizado.
Debido a la llamada de Luís decidí pasar por el 24 horas para comprar algo de bebida por si le apetecía tomar algo en mi casa. Era poco probable, pero me gustaba estar preparado para todo. La verdad, cuando me detuve enfrente del estante de los refrescos, no sabía ni cual elegir. ¿Qué le gustaría beber?. Cogí unos Aquarius para mis problemas intestinales, dicen que ayudan a reponer sales minerales y unas coca colas, que nunca fallan. Por si acaso también pillé unas cervezas y unas patatas fritas de esas que tanto le gustaban a mi madre que comiese. Comida basura, pero en definitiva, algo para picar y salir del paso, sin tener que cocinar. Me acerqué a caja, deposité la cesta en el suelo, y cogí unos caramelos smint para el aliento. Eso no quería decir que a mi me oliera mal, pero nunca estaba de más sentir el aliento fresco, sobre todo en una cita. Cual fue mi sorpresa cuando veo pasar delante de mi a la misma señora que se me había colado el día anterior en el supermercado. Instintivamente y en plan cabroncete eché la pierna hacía adelante provocando que la señora tropezara dándose un pequeño golpe contra el mostrador. Afortunadamente, al mostrador no le pasó nada, pensé yo.
Perdoné - le dije - no la había visto, supongo que usted a mi tampoco, por que se ha colado... otra vez.
Perdone joven - dijo la señora - pero yo no puedo estar esperando todo el día a que usted decida si compra o no unos caramelos, y eso de otra vez...
Ya, y en el super... ¿que fue lo que pasó? - le pregunté. Luis me hacía gestos con la cabeza, parecía que me quería decir algo. La señora se quedó pensando en lo que le había preguntado, como si supiera a lo que me estaba refiriendo pero no era capaz de acordarse. Una voz me hizo saber que era lo que quería advertirme Luís...
¿Algún problema con mi empleado, señora? - se escuchó decir al señor Peleteiro detrás mía. Luís puso cara de "te avisé".
¿Este maleducado es empleado suyo? - preguntó la señora - pues me lo voy a pensar la próxima vez que pase por delante de su tienda... ¡igual ya no hay próxima vez!
Por favor señora, acepte mis disculpas, mi empleado no quiso ofenderla, deje que me ocupe yo de penalizarlo como corresponda y por favor, acepte este obsequio... es un mechero linterna, mire, aprieta este botón y sale luz, es muy útil - dijo sonriente el señor Peleteiro encendiendo y apagando la luz del mechero. La señora cogió el regalo publicitario y se marchó con la cabeza erguida y gesto malhumorado.
Iván, Iván, Iván.... tengo que decir que me sorprende tu actitud... - dijo el señor Peleteiro caminando hacia mi - espero que no se vuelva a repetir, si no tendré que sancionarte, digamos... con una rebaja en la nomina.. bueno, si yo pierdo una cliente, pierdo ventas y si pierdo ventas, pierdo dinero, me parece justo que también lo pierdas tú. De momento la noche de hoy no te la voy a pagar, lo cobrarás como un día normal... espero que así aprendas
Pero señor - le dije - no fue culpa mía, no puede hacer eso, es injusto
El cliente, el cliente - dijo el señor Peleteiro - el si que nunca tiene la culpa, no lo olvides.
El señor Peleteiro abandonó el local con una sonrisa en la cara. Como siempre había llegado en el momento más oportuno, lo cual le había proporcionado una gran satisfacción. Seguro que por el camino a casa se hacía pajas mentales con sus aires de superioridad que le rebajaba yo a hostias gustosamente.
Pues si que está bien la cosa - dijo Luís poniendo cara de circunstancias - y ayer negoció el nuevo contrato con nuestra compañera y dada su situación actual no tuvo más remedio que firmar, por menos dinero del que le pagaba hasta ahora... ¡que cabrón!
Si, la verdad es que merecía que lo mandáramos a tomar por culo - le dije - pero no está la situación como para perder un trabajo. Puta crisis...
Recogí mi compra y me marché para casa con el ánimo por los suelos. Ojalá no hubiera ido al 24 horas esa mañana, pero al ser domingo era el único sitio abierto para comprar las bebidas. Aquella señora... ojalá no me la volviera a encontrar nunca más. Era la anciana más odiosa que había conocido en mi vida. Al llegar a casa, comprobé que el ascensor estaba cogido y como la luz de ocupado tardaba mucho en apagarse me imagine lo peor. Otra vez el hijo puta del tercero había dejado la puerta abierta. Subí andando cargando con la compra y efectivamente mis temores eran ciertos. La puerta estaba abierta en el tercero sutilmente apoyada para que no se cerrara. En ese mismo momento el vecino abrió la puerta y yo con el cabreo que ya llevaba encima no me corte en llamarle la atención.
A ver si nos dejamos de tonterías y cerramos bien la puerta por que estoy hasta los putos cojones de encontrármela siempre abierta en el tercero – le grité con cara de pocos amigos.
Oiga, ¿que insinúa? A mi no me hable así que podría ser su padre – me respondió el idiota de mi vecino mientras su aún más idiota hijo se asomaba por detrás
Usted no se parece en nada a mi padre, se parece más a lo que voy a echar por el culo en cuanto llegue a casa y me siente en la taza – le respondí mientras entraba en el ascensor a la vez que su hijo comenzaba a decir algo a lo que no presté atención.
Entré en mi piso. Dejé la compra encima de la mesa de la cocina y fui corriendo al baño. Estuve sentado un buen rato en la taza. Otra vez medio rollo gastado para limpiarme. Debería comprar toallitas humedas, pero nunca me acuerdo. Sería más fácil. La verdad es que muy buen día no estaba teniendo, osea que mi superstición no fallaba. Me afeité, me di una buena ducha, me masturbé para no llegar con el deposito lleno a una cita y me puse la mejor ropa que tenía. A las 14:30 y después de pasar otros 20 minutos sentado en la taza del water, salí de casa camino a la cafetería. La verdad es que estaba bastante nervioso. Era la primera vez que tenía una cita con una chica. Bueno, había estado con más chicas, pero claro, la mayoría pagando. A mi el rollo de ligar no se me daba bién e iba a lo fácil. No sabía ni de que le iba a hablar, a donde la iba a llevar. Por el camino iba pensando en lo que podríamos hacer, sitios donde llevarla a comer, pero ni siquiera sabía cuales eran sus gustos y aficiones. Podía llevarla a un restaurante caro, tenía dinero, no había problema, pero igual a ella le gustaba algo mas sencillo, no tenía ni idea, pero al llegar a la puerta de la cafetería a eso de las 15:05, ella me estaba esperando en la puerta, me sonrió y yo comencé a flotar en una nube olvidándome de todo lo que antes me preocupaba.




2 comentarios:

  1. MUY BUENO TIO. EN TU LINEA, EL MIO CASI LO TENGO YA, PERO AL ESTAR DE VACACIONES TE DEDICAS A OTRAS COSAS JEJE, HABER SI TERMINO EL CAPITULO. UN SALUDIÑO Y QUE TE RECUPERES DE LOS DOLORES ESOS, UN TIA TENEMOS QUE PILLAR AL CRESPO Y TOMARNOS LA VENGANZA ... JEJE

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